lunes, 3 de febrero de 2014

LA CARA POSITIVA DE LOS CONFLICTOS.


                 El diccionario de la RAE define el conflicto, entre otras  acepciones,  como   "problema, cuestión, materia de discusión". Es decir, una situación en la que se enfrentan distintas opiniones o puntos de vista, generando discrepancias.

               mujer tristeza hombre Los conflictos, los desacuerdos,  están presentes en todas nuestras relaciones, tanto personales como profesionales. Y, a pesar de que se dice que dos no discuten si uno no quiere, lo cierto es que las discrepancias, las diferencias y los  "roces" son prácticamente inevitables desde que abrimos los ojos.


                Entonces   ¿el conflicto es siempre un elemento negativo?.  Pues sinceramente, en mi opinión NO. Me explico: creo  que el conflicto tiene tres elementos fundamentales:

                - La forma en que se  exterioriza.

                - La forma en que se recibe.

                -  El interés de las partes en resolverlo.

 

                A mi juicio, será la combinación de estos tres elementos la que determine el enfoque negativo o positivo del conflicto, de forma que producirá efectos negativos cuando:

                a) lo exterioricemos en   "modo metralleta" ; es decir, soltando las cosas a bocajarro, sin mirar cuándo ni cómo, sin considerar quién es el interlocutor o la interlocutora adecuad@s, buscando machacar al adversario,.....;

                b) cuando lo recibamos como al pelotón de fusilamiento, como  un ataque personal: el mundo contra mí; esto es fruto de la envidia; mira quién habla o el famoso  "y tú más";

                c) cuando la resolución proceda de una imposición exclusivamente,  porque nos neguemos en redondo a rendirnos, porque nos cerremos en banda ante la posibilidad de ceder ni siquiera un milímetro en nuestras posiciones.

 

                Por el contrario, el conflicto podrá considerarse como un elemento  positivo  de las relaciones cuando nos permita cambiar la actitud de confrontación por la de colaboración.  Y para ello debemos:

                a) Exteriorizar nuestra discrepancia en el momento más adecuado para todas las partes, cuidando el entorno y -por supuesto-  nuestro lenguaje. Busquemos la forma y el momento más propicio para crear un diálogo; cuidemos la puesta en escena (sentémonos al lado y no enfrente, hablemos cara a cara y no por teléfono, mail,....).

                b) Recibir la discrepancia despojándola de cualquier consideración de crítica personal y considerando,  desde el primer segundo, la posibilidad de que el otro/la otra  puede tener (al menos)  una parte de razón.

                c) Intentemos resolver el conflicto ya y de forma definitiva. No me refiero a precipitarnos en cerrarlo, sino en evitar que se enquiste y en aclarar definitivamente todos los aspectos de la discusión para que no se vuelva a repetir.
                Debemos dar una oportunidad a la escucha activa, a la empatía, a la inteligencia emocional, .... y buscando soluciones win-win.

 

                ¿Y cuáles pueden ser los efectos positivos de las situaciones de conflicto en el ámbito laboral?. Yo te sugiero, sin carácter exhaustivo, los siguientes:  

                1.- La relación está viva, no hay un sometimiento servil de una persona a otra, cualquiera que sea la relación que  una a ambas.
                Si en tu empresa nadie discrepa, plantéate qué está muerto y cuando murió: ¿no has generado una buena política de relaciones personales,  jerárquicas o no?; ¿cómo se gestiona la comunicación interna?, ¿no existe, requiere cauces complicados...?; ¿hay miedo a alzar la mano para decir lo que no gusta?.

 
                2.-  Discrepar implica pensar.  Es decir, la parte que inicia el conflicto lo hace (generalmente) porque previamente ha  analizado y estudiado la propuesta o el problema. Por tanto, implica  que esa persona está preocupada porque las cosas funciones; indica (por regla general) que el/la  discrepante está alineado/a  con los objetivos y la marcha de la empresa, del equipo o de la relación....

                Pero también obliga a la  "contraparte" al estudio y al  análisis para que ésta pueda contraargumentar y defender sus posiciones.
                En resumen, exteriorizar el conflicto es crear una catarsis que permita proponer, estudiar, iniciar y potenciar posibles cambios.

 
                3.- Discrepar es ayudar a crecer, a innovar y a mejorar. Nadie cree en la perfección, simplemente porque ésta no existe.  Así que, cuando alguien se queje, escúchalo atentamente porque te puede estar dando nuevas claves muy útiles.

                Dentro de este punto, me gustaría mencionar una cuestión que considero muy importante: las consecuencias  positivas del conflicto en el seno de un equipo:
            * si se gestionan adecuadamente los tres elementos del conflicto antes citados (la expresión, la recepción y la actitud para buscar una solución), se podrá crear un clima de unión, competitividad y trabajo, de forma que cada miembro  busque dar lo mejor de sí para contraargumentar, hallar una solución,......
             * el simple hecho del debate fomenta la integración; y esto es muy importante cuando en el equipo hay gente nueva o procedente de otras culturas,....;
             * si el equipo logra dotarse de una solución sin (demasiada)  ayuda exterior, estará fortaleciendo su identidad grupal y sus relaciones internas.

          
                4.- Quién discrepa te mueve. Hace tiempo leí una frase genial de Virginio Gallardo: "Rodéate de gente mejor que tu y acabaras siendo como ellos".  No sé si podremos llegar a tanto, pero de lo que sí estoy segura es de que, cuanto menos, esa gente te puede sacar de tu zona de confort y de tu falsa seguridad.
                Quien te plantea una discrepancia te está obligando a replantearte tus opiniones y valores  "tradicionales", te está mostrando la posibilidad, necesidad y conveniencia de un cambio; te está obligando a ser más creativo,...
 
 
                5.- Exteriorizar para evolucionar. Una vez que el conflicto existe, soy partidaria de que se exteriorice para:
                          * evitar que se enquiste y haga imposible cualquier relación entre las partes.
                         * buscar una solución que permita resolver el problema de hoy;  y , a medio y largo plazo, crear una pasarela, una cultura de diálogo que favorezca la fluidez de las relaciones entre las partes.
 
                6.- Conoce a quienes te rodean. En los malos momentos es cuando de verdad conoces a la gente. La existencia de un conflicto, más o menos expreso, te permitirá medir la capacidad emocional de tu  "contrari@":  cómo manifiesta su controversia o cómo recibe una discrepancia, qué habilidades sociales tiene y cómo las maneja; con qué actitudes se maneja para buscar una posible solución,.....
         

                7.- Conócete a ti mism@. Aprende cómo reaccionas ante las dificultades; observa qué eres capaz de superar y/o de tolerar.  Identifica tus posibles carencias y prejuicios, .....
                Porque, como bien sabes, la vida no es un mar en calma: de vez en cuando se levantan olas que debes saltar.
 

Como siempre, acabo con una pregunta ¿cómo enfocas tú los conflictos?