lunes, 10 de abril de 2017

LA NUEVA "CULTURA GENERAL".


                Cuando yo empecé en la selección de personal, era muy habitual que el cliente -al redactar el perfil del candidato o la candidata-  nos pidiera a alguien que tuviera “cultura general”.  Es decir, buscábamos personas que  –además de un título  y/o de una determinada experiencia-   supiera expresarse, tuviera unos conocimientos que fueran más allá de unos estudios mínimos,….

                Hoy buscamos otra  “cultura general”;  ya no es necesario que el candidato  o la candidata sepa cuál es la capital del estado de Nebraska o en qué año fue coronada Isabel La Católica; como dicen mis hij@s, para eso está la Wikipedia.

 

                Siguiendo con los ejemplos anteriores, podemos decir que, en la selección de personal, hoy buscamos personas que:

·         Decidan si es necesario saber cuál es la capital de Nebraska. Es decir, que sepan focalizar, en cada momento, sobre lo que es importante para el proyecto en el que están trabajando.

·         Manejen las fuentes en las que buscar ese dato. Deben conocer a quién o a dónde recurrir para obtener la mejor herramienta, la más eficaz, la más barata,…..

·         Sepan qué hacer con ese dato, para qué les sirve y si puede relacionarse de alguna forma con el año de coronación de Isabel La Católica. Es decir, si esa primera información les puede resultar útil para desarrollar un nuevo proyecto.

·         Compartan ese dato con las personas que le puedan ayudar a trabajar con él y a sacarle el máximo partido para el futuro.  

 

Y siendo cierto que hay personas que tienen estas capacidades de una manera innata, también es cierto que a veces necesitamos aprender todas o algunas de las habilidades necesarias para adquirir y/o desarrollar estas capacidades. 

 
La pregunta es evidente:    ¿Cuándo, cómo y dónde las aprendemos?.  Pues yo creo que debemos empezar en la edad infantil, haciendo que nuestros hijos y nuestras hijas comprendan y valoren:

·         La necesidad del aprendizaje continuo;
·         La necesidad de cuestionar qué y cuándo aprender;
·         La necesidad de darle un enfoque práctico y relacional a lo aprendido.

 

Pero cuidado, porque para enseñar esto y así a nuestr@s niñ@s, necesitamos primero formar a quienes deben ayudarles en ese aprendizaje (profesorado, padres, madres,….).

Pero esa formación no puede hacerse de la misma forma en la que hemos pretendido convertir en empresarios y empresarias a quienes están en desempleo. Cambiar nuestro concepto de   “cultura general”   implica una revolución educacional,  con una clara proyección a futuro.
 
 
Foto Tero Vesalainen,  Pixabay,
 

 

 

 

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