Es muy curiosa la tendencia que
tenemos a identificarnos con algo y sentirnos miembros o parte de ese algo, a
hacerlo NUESTRO...... cuando ese algo marcha bien o nos conviene.
Un ejemplo más que trillado: el deporte.
¿A
qué si nuestro equipo gana solemos decir ayer
"ganamos" 3-0?.
¿Y a que si el mismo equipo pierde decimos "ayer les metieron 3 goles"?. Pero en
ambos casos, nuestra participación en el partido puede/suele haber sido la
misma: meros espectador@s o, como mucho,
hinchas ruidos@s.
¡¡¡Qué bien se nos da apuntarnos a lo bueno
y alejarnos de lo malo¡¡¡¡. Y al "apuntarnos", lo hacemos con
todas las consecuencias y requisitos; uno de ellos es usar la primera persona del plural: NOSOTR@S.
Lo
mismo pasa cuando queremos alejarnos y
marcar distancias: lo hacemos con el
lenguaje gestual y con el verbal. Y en este caso, usamos la tercera persona: ÉL/ELLA no jugó nada bien; ellos son unos mataos; ellas
no se tomaron en serio el partido,...
El uso de esta TERCERA PERSONA no es
casual; al contrario, es toda una declaración de principios y
posicionamiento:
-
l@s mal@s son l@s otr@s, nunca soy yo;
-
la culpa de la derrota la tienen ell@s, yo no la
tengo porque no he
jugado;
-
el resultado del partido ha sido por lo que
ell@s han hecho; yo no he participado;
-
el entrenador no sabe qué hacer; yo, en cambio, sé
una táctica magnífica.
Ni que decir tiene que en las empresas pasa
EXACTAMENTE lo mismo; cuando todo va bien, NOS APUNTAMOS al carro rápidamente: tenemos el mejor balance de los últimos trimestres; hemos abierto dos sucursales nuevas; vamos a contratar a..... ¡¡¡Nos sentimos tan felices y orgullosos que
nos resulta facilísimo identificarnos con el éxito y hacernos partícipes activos de su
consecución¡¡¡. Nos convertimos en pavos reales ante el éxito.
¿Y
cuando la cosa no funciona?. Decimos: es que no tienen
ni idea de lo que se traen entre manos;
si siguen así, nos
llevan al cierre irremediable; si me dejaran a mí, yo esto lo saco adelante con los ojos cerrados,..... ¡¡¡A mí que me registren, que yo no tengo ni
voz ni voto¡¡¡. Ahora nos convertimos en topos ante el fracaso.
TE PROPONGO QUE ASUMAMOS UN USO ADECUADO
DEL PLURAL, PORQUE ELLO NOS CONDUCIRÁ A ASUMIR LA CUOTA DE RESPONSABILIDAD
QUE NOS CORRESPONDE EN CADA ÉXITO Y EN CADA FRACASO.
DEBES HABLAR EN PLURAL SIEMPRE y sentirte parte del resultado, cualquiera que éste sea,
cuando:
- hayas participado en el partido, porque
al participar (por el sólo hecho de estar incluido en el equipo) eres responsable de -al menos-
una parte de cómo se ha jugado el partido, ganando o perdiendo;
- cuando no hayas actuado antes del pitido
final, exponiendo tus propuestas, tus
iniciativas, tus quejas,...., porque entonces eres responsable por omisión,
por cruzarte de brazos;
- cuando seas el entrenador, el responsable de
tu equipo, el encargado de diseñar o autorizar el planteamiento y ejecución del
juego, aunque tú no hayas tocado el balón directamente (que, por otro lado, ya
te vale); eres responsable porque es parte de tu sueldo.
PUEDES HABLAR EN PLURAL CUANDO HA HABIDO UNA VICTORIA siempre que:
- te hayas
implicado en ella, aportando tus ideas, tu trabajo, tu esfuerzo;
- siempre que antes del pitido final hayas
actuado, señalando las debilidades
de tu equipo o las del rival;
sugiriéndole al entrenador una nueva táctica; es decir, cuando tu
participación en el equipo haya sido algo más que nominal;
- has entrenado bien a tu equipo: le has
enseñado las tácticas y le has dejado que las apliquen; les has escuchado y has
debatido sus propuestas; has corregido defectos y has arrimado el hombro por lo
menos al mismo nivel que tus jugadores,...
NO DEBES HABLAR
EN PLURAL ANTE EL ÉXITO cuando:
- éste no
sea fruto, directo o indirecto, de tu
trabajo;
- cuando te has "puesto de lado" ante cualquier esfuerzo extra que se te haya
pedido para conseguir la victoria y te has limitado a "lo tuyo";
- cuando no has colaborado lo necesario con tu
equipo, cuando no te has pringado lo suficiente con ell@s o te has limitado a
dar pautas pero sin meter la pierna;
- y , sobre todo, cuando, por
sistema, rehuyes tu cuota-parte en la derrota.