Cuando nos planteamos (o nos plantean un objetivo), solemos caer en
un grave error: nos centramos en el resultado y nos olvidamos del camino. Es decir:
nos
ponemos/nos ponen en marcha inmediatamente y nos olvidamos de preparar el
camino.
Porque es cierto que el
objetivo, la meta es importante, pero no podemos olvidar que,
para llegar hasta allí, hay que cuidar otros factores, que se
convierten en instrumentos imprescindibles para alcanzarla o, al menos,
para llegar hasta ella más fácilmente.
1.- LA ELECCIÓN DEL CAMINANTE.
Seguimos con la metáfora del
camino. Ya sabemos el punto exacto al
que queremos llegar, nuestra meta. El siguiente paso es elegir a la persona que
hará el camino POR/PARA/CON nosotr@s.
Y en esta elección hemos de
tener en cuenta que no tod@s estamos preparad@s para alcanzar el mismo objetivo
o para hacerlo en el momento en que se nos pide; o que quizás no tod@s somos
partidari@s de seguir la misma ruta o de hacerla en el mismo número de etapas.
¿Podemos esperar a que el/la caminante esté preparad@ para
echarse andar o tenemos prisa por llegar a la meta?. ¿Podemos dejar que el
caminante decida cuándo y/o cómo hacer el camino?. ¿Podemos dejarle que cambie
el rumbo si se ha equivocado al leer el mapa?.
2.- LOS ESTÍMULOS DEL/
DE LA CAMINANTE.
Señalar una meta y elegir a la
persona adecuada para trabajar en su consecución no garantiza el éxito. También hay que darle el motivo para
que empiece a andar, por el camino previsto y con el ritmo establecido.
Ya sabemos que hay personas que
vienen “motivadas de casa”, pero que hay otras a las que
hay que conquistar cada día. Igualmente, sabemos que el motor de cada caminante
puede ser distinto (el reconocimiento,
la recompensa económica, el reto,….).
Preocúpate por saber qué pone en marcha a cada persona y si
ese estímulo puedes proporcionárselo en cada una de las etapas del camino. Porque
no hay mayor freno que las promesas incumplidas.
3.- LA MOCHILA DEL/DE
LA CAMINANTE.
Ya sabemos qué meta queremos
alcanzar y quién va a acometer el reto. Ahora
debemos buscar las mejores zapatillas y la mejor intendencia de las que
podamos disponer en función del camino concreto a recorrer: ¿de cuántas
etapas consta el camino, qué temperatura vamos a tener, quién y cómo nos va a acompañar,
a quién podemos recurrir en caso de algún incidente?.
No lo dudes: no vale sólo con señalar un objetivo y sentarse
a esperar un resultado. Si quieres ser parte del éxito, si pretendes exigir un
resultado, debes implicarte al 100% y poner a disposición de l@s caminantes todos los elementos y recursos necesarios.
4.- EL ALBUM DE FOTOS.
Has llegado al final del camino.
Ahora toca recolectar las fotos y vídeos que hemos hecho durante todo el
trayecto para rememorar lo vivido y fijarnos en detalles que, quizás, nos han
pasado desapercibidos durante la caminata. Toca hacer balance, contar las
anécdotas vividas y repasar las fotos.
Es momento de evaluar si hemos
escogido un buen camino, si hemos
elegido a l@s caminantes adecuad@s para lograrlo, si hemos contado con los
medios necesarios,…..