Cuando hablamos
de competir, casi siempre nos referimos a las connotaciones más negativas de la
palabra. Pero creo que no tiene que ser así: la competencia puede ser un
elemento muy positivo en la gestión del
personal de una organización, si SE
ENTIENDE y SE USA de forma correcta. Es
decir, cuando conviertes la competición en un elemento de dinamización y
crecimiento.
Permíteme
compartir contigo unas sencillas pautas para lograr este efecto.
1.- ELIGE
EL DESAFÍO.
No es lo mismo la maratón que
una carrera de 5 km, porque l@s corredor@s deben tener distintas
características de forma y/o fondo, de velocidad o de paciencia. Así que define con toda la precisión posible
cuál es el objetivo a alcanzar.
2.-HAZ LA
CONVOCATORIA.
Definido el objetivo, hemos de
buscar a las personas que consideremos más idóneas para alcanzarlo. Para ello,
hay que Identificar las capacidades de
cada persona con la que puedas contar para saber si te van a dar
el resultado que buscas: qué quieres de cada persona, que funciones desempeñan y sobre
todo, aquéllas que quieras que
desempeñen mañana.
3.- PONLES LA EQUIPACIÓN.
Haz saber a
cada persona que ya no va a jugar individualmente, sino en grupo: tod@s y cada
un@ de ell@s deben actuar en pro de un objetivo superior. Para ello, debes darle
las herramientas para que se sientan identificadas como miembros de ese todo:
reúne a todos los miembros y haz que se conozcan y que se reconozcan como iguales a efectos
del objetivo común.
El entreno no es la competición
en sí, pero es muy importante porque te
permitirá hacerlos cambios de alineación,
las modificaciones necesarias en función de los resultados
prácticos que estés alcanzando.
Durante los entrenos verás si l@s
convocad@s tienen las capacidades que buscan o necesitas un nuevo fichaje, si
están dispuest@s a sacrificarse por el equipo o a hacer el esfuerzo necesario
para ganarse la plaza,....
Busca a la persona más adecuada para liderar el equipo,
aquélla que sea capaz de mantenerlo unido y motivarlo; que de la cara por el
grupo y que sepa representarlo.
Ya has terminado los pasos
previos y llega la hora de la verdad:
empieza la carrera o el partido; de su resultado dependerá tu éxito como entrenador/a.