Desde
hace un tiempo venimos hablando de la importancia de la EMPATÍA en todas las facetas
de nuestra vida. Idea que, en el área de la gestión de personas, está empezando a parecer más
una muletilla que una muleta o punto de
apoyo para un adecuado
desarrollo de la (tan necesaria) inteligencia emocional.
Y
tan centrad@s estamos en este concepto, que corremos el peligro de olvidarnos
de otros igualmente importantes para las relaciones humanas. Quiero referirme
aquí a LA
RECIPROCIDAD, entendida como "correspondencia
mutua de una persona o cosa con otra".
La reciprocidad no implica, necesariamente, entender al otro o a la otra, sino darle el mismo trato que ese otro o esa
otra nos brinda a nosotr@s: cuando alguien nos da los buenos
días con una sonrisa, no tenemos que saber
porqué nos sonríe; pero si practicamos la reciprocidad, debemos
devolverle esa misma sonrisa y ese mismo deseo.
Si
no lo haces así, la siguiente vez que te cruces con esa persona corres el riesgo
de que ni te mire, porque ya se habrá formado un juicio sobre ti: es un/a
ineducad@, tiene mal carácter, es un antipático,....
QUÉ IMPLICA LA RECIPROCIDAD.
La reciprocidad es una muestra de educación, urbanidad y
-sobre todo- de respeto. Es decir, implica corresponder del mismo modo a un
determinado comportamiento ajeno. Pero hay mucho
más:
-
Es una FORMA DE INTERACCIÓN PERMANENTE
entre las partes de una relación; es decir, determina cómo se construye o se
desarrolla una relación entre los miembros de un grupo o entre
grupos, por encima (o independientemente) de otras normas.
De
esta forma, cada parte reconoce a la otra una serie de derechos y le exige unas obligaciones, esperando, a su vez, que le sean reconocidos o exigidos
por la otra. Ello ocasiona respuestas inmediatas entre las partes
de esa relación; de otro modo: si tú siempre pides pero nunca das, llegará un
momento en que no recibas nada.
-
FIN COMÚN: la reciprocidad implica
una unión entre las partes destinada a alcanzar un objetivo concreto:
relaciones fluidas, amistad, supervivencia, ...... Y cuán importante es esto,
porque obliga
más que cualquier norma impuesta.
Un
ejemplo: la Constitución Española de 1978 condiciona el derecho de voto a la
ciudadanía no española o la concesión de la extradición a lo que establezcan los tratados
internacionales, las leyes o el principio de reciprocidad (artículo 13. 2 y 3).
PORQUÉ ES IMPORTANTE LA RECIPROCIDAD.
La reciprocidad tiene dos caras (ya sabemos aquello de que el amor y
el odio son mutuos), y -en mi opinión- ambas facetas funcionan o surgen por varios
factores:
-
Genera
o destruye la confianza entre las partes de la relación. Quiero decir: es más fácil sonreír a quién nos sonríe que a
quién parece que nos gruñe en vez de saludarnos; ante una negociación, es más fácil ceder ante quién previamente ha
cedido en una parte de sus pretensiones que ante quién se cierra herméticamente
ante la posibilidad de llegar a un punto intermedio.
-
El
deseo de identificación/integración/reconocimiento. Es aquello de "a dónde fuere, haz lo que vieres": no nos suele gustar quedar como l@s rar@s,
l@s nuev@s, l@s ignorantes...... como
l@s no integrad@s. Cuando
nos sentimos a gusto con una persona o en un grupo, aceptamos más fácilmente
sus normas, costumbres,...., nos cuesta menos adaptarnos a lo que nos piden o,
incluso, a lo que creemos que nos piden.
-
Satisfacción de necesidades
(económicas, afectivas,....). El ejemplo más claro nos lo está ofreciendo la
situación económica actual: somos más solidarios y solidarias (entre otras
cosas) porque nosotr@s mism@s o gente muy cercana está pasándolo mal, porque
esperamos que si ayudamos a otra persona,
ésta u otra también podrá ayudarnos a nosotro@s o a alguien cercano. ("hoy por tí y mañana por mí").
- El
compromiso: Necesitamos establecer/fortalecer un compromiso mutuo con las personas de
nuestro entorno. Lo que queremos decir
es "hoy por ti y mañana por mí". Te doy porque espero que tú me des algo
similar o algo que necesito.
Y llegada a este punto, practico la reciprocidad y te deseo FELICES VACACIONES (si aún, como yo, no las
has disfrutado), o FELIZ REINCORPORACIÓN en el caso de que ya hayas vuelto.