Una de las mayores y más odiosas formas de discriminación
por sexo en el mercado laboral es aprovechar las circunstancias económicas para pedir a las mujeres que
den un paso atrás en su búsqueda de
empleo.
Es aquello de "con
lo mal que está lo de encontrar trabajo
y lo bien que lo gana el marido, para que querrá trabajar. Es una
egoísta. Que lo deje para quien lo
necesite de verdad".
Esta
frase tan demoledora, que tantas cosas (malas)
dice de nuestra sociedad la he escuchado mucho en estos últimos años. Me
provoca un gran rechazo y me da mucho "miedito", porque si eso es lo que se dice, ... ¿qué será lo que se piensa y se calla por vergüenza?.
Porque, y entre otros muchos
factores, este tipo de frases y de pensamientos:
* Perpetúa roles que ni los
hombres deberían tolerar, a pesar de ser supuestamente los favorecidos por esta petición. Ella debe
estar en casa cuidando a la familia y él debe
ser el cazador-proveedor de la familia.
¿Os
imagináis cómo puede afectar esto psicológicamente
a los hombres que no encuentran trabajo y deben quedarse en casa "viviendo
a costa" de lo que gana su mujer?. ¿Y si,
para mayor desgracia, tampoco su pareja
tiene ingresos o no los suficientes como para quedarse en casa tranquilamente?.
Pues se sentirá
exactamente igual que cualquier mujer que,
queriendo trabajar, no
puede; que aspirando a ejercer su
profesión, a tener su libertad financiera, no puede.
* Perpetúa la
discriminación y postergación de las mujeres de más de 30 años.
Sí, a esa
edad, las mujeres ya debemos estar casadas
(que
no se nos pase el arroz) y a ser posible (para
cumplir a la perfección el estereotipo) tener al menos un
hijo o una hija.
Porque
si tienes menos de 30, es normal que una mujer busque trabajo: "claro, acaba de
terminar los estudios y tiene ilusión por demostrar lo que ha aprendido" (esta frase se la oí la semana pasada a un señor
de unos 50 años, hablando de su hija). Y
da igual el tipo de trabajo que sea ("por lo menos tiene algo"); el caso es que tenga ingresos para recuperar lo invertido en su
formación.
Puedo
entender que las
buenas formas salgan por la ventana cuando el instinto
de supervivencia lo domina todo. Pero es que esa salida tiene sexo y, por lo tanto,
es discriminatoria.
Aún
más: mientras consideramos que el hombre está legitimado -e incluso obligado- a buscar trabajo en cualquier circunstancia,
pedir ese paso atrás a las mujeres es crear una especie de "legitimación por pobreza":
la mujer que busca trabajo en época
de crisis no es una egoísta si lo hace
porque con sus ingresos su familia puede
sobrevivir.
Y si la discriminación es triste, esta
"legitimación por pobreza"
es demoledora.