Este es uno de esos post
que te escriben las personas que tienes a tu alrededor. Y es que, Helen Gómez Ruano lanzó una
pregunta que me quedó grabada "¿Qué haces con lo que NO te
gusta de tí?"
¿Hay algo de mí qué no me guste?. ¡¡Claro que sí: un montón de cosas¡¡ Y asumir que no
soy perfecta no es solamente una cuestión de humildad, sino que es, sobre todo,
una cura de realismo que me ha servido para no frustrarme
cuando me doy cuenta de mis defectos y
para intentar eliminarlos, limarlos, disimularlos y/o compensarlos. Pero me ha servido sobre
todo para ser más feliz conmigo misma.
Y, mira por dónde, me encuentro con una (otra más)
maravillosa reflexión de Almudena Lobato Montero que dice:
“No puedes caerle bien a todo el mundo, ni falta que hace…. Elige respetar
y que te respeten. Respétate”.
Esa es la actitud: quiero
respetarme. Para eso necesito saber qué me
gusta y qué no me gusta de mí, necesito conocerme. Y, sobre todo, necesito
quitarme complejos de encima para quererme.
Quiero
caerme bien.
Como ya he dicho:
este post me lo han escrito. Porque Jessica Buelga Pérez nos regaló esta
reflexión: “Las personas, deberíamos
ser hogar y no refugio para los demás….. Un lugar donde poder ir siempre y no
sólo en caso de emergencia, donde apetezca acudir en cada momento y no sólo
cuando aparezca el miedo”. Me encantó
cuando lo leí. Pero me inspiró otra pregunta: ¿y si me convierto en
hogar para mí misma? ¿O eso será un
ejercicio de egoísmo?.
Pues NO, No creo que sea
egoísmo. Creo que es un acto de humildad
y de amor hacia los demás y hacia mí misma:
no puedo entenderte si no me entiendo a mí misma
antes; no puedo ayudarte con tus problemas si no tengo los míos medianamente
controlados.
Creo que aceptarme y
quererme no es una cuestión de luchar por llegar a la perfección, sino un
ejercicio diario de equilibrios y balances y una elección personal por
quitarnos complejos y obligaciones tontas. Así que, en esta última
semana, e impulsada por estas tres mujeres tan inspiradoras, me he dedicado a
examinarme.
Eso sí, el examen lo he
hecho partiendo de una premisa: no se trata de fustigarme
ni castigarme por lo que querría ser y no soy, sino de saber quién y cómo soy.
Y sí, el resultado es que
ME CAIGO
BIEN,…. CASI SIEMPRE.