Aunque afortunadamente no es una situación frecuente, en ocasiones
dentro de las empresas se producen escándalos que generan cierta conmoción. No me refiero en este post a los rumores o
chismes, sino a situaciones más graves:
por ejemplo, presuntos delitos cometidos por personal
de la empresa.
Imaginemos: la apertura de un expediente
interno contra un trabajador por un presunto acoso sexual a una compañera. En el momento en que este expediente sea conocido
por el resto de la plantilla, no hay duda de que se generará mucho ruido, se
desatarán todo tipo de comentarios y
-desgraciadamente- aparecerán (como setas) un sin fin de jueces, testigos y verdugos.
Ante estas
situaciones, ¿cómo se debe actuar?; ¿cómo gestionar estos escándalos para
evitar, o al menos limitar, las
consecuencias?. Desde luego no
pretendo dar una receta mágica, entre otras cosas porque para cada
situación concreta se requiere un protocolo específico. Sólo quiero establecer una propuesta básica, derivada de mi
experiencia, y sujeta a todas las críticas, sugerencias y
correcciones que queráis hacerme.
2.- Olvida el
secretismo. Si el escándalo ya ha saltado, hay que saber manejarlo: lo mejor es hacerle frente
con la mayor tranquilidad, rapidez y cordura posible. Pero
ojo: no se trata de contar lo qué ha pasado con pelos y señales, sino de desmontar
versiones y evitar juicios paralelos.
Y
para ello la rapidez es fundamental:
mientras más tarde se intente desactivar la bomba, más trabajo costará y a más
frentes habrá que atender.
3.- Romper la
cadena de transmisión es fundamental. Está demostrado que las "malas noticias" se difunden más rápidamente que las buenas,
porque se cuentan a muchas más personas.
Ralf Sommerfeld (un estudiante alemán) realizó un experimento
que concluyó que "el rumor influye
más que los hechos reales en la formación de la reputación de una persona".
Recuerda que la mala información es tan
inútil y puede ser tan peligrosa como la desinformación o el silencio.
Creo
que la mejor estrategia es procurar que la información que circule sea lo más
aséptica y realista posible.
Además
de lo anterior, tampoco es malo recordar
la presunción de inocencia y la necesidad de tramitar el correspondiente
expediente para determinar la verdad de los hechos.
Y
esta premisa debe aplicarla en todos los
ámbitos, tanto frente a los implicados como frente a los terceros,
porque -como en tantas otras
situaciones- debes predicar con el ejemplo y debes ser congruente con lo que
pidas a los demás.
a) Si los hechos imputados resultan ser ciertos,
explicar qué medidas se han adoptado
y porqué esas y no otras.
Esto
será una forma de indicar cuál es la política de la empresa ante este tipo de
situaciones; generará confianza sobre la
transparencia y la motivación de la decisión adoptada, sobre la ausencia de
arbitrariedad de esa decisión,.......
Y
esta labor es fundamental porque -en algunas ocasiones- la posible víctima será vista también como
culpable. De ahí la importancia de acreditar la seriedad, objetividad y rigurosidad con las que se ha estudiado la
situación.
b) Si los hechos resultan ser falsos,
tu trabajo será de "reinserción". El dicho aquél de
calumnia que algo queda, en estas situaciones se da con mucha frecuencia.
Por
ello, la claridad y transparencia al manejar la situación son imprescindibles.
No basta con decir: "los
resultados del expediente/la sentencia dice .....", hay que emplearse a fondo para despejar todas las dudas residuales que
aún puedan quedar. Para ello:
- sé tan rápido en dejar sin efectos las medidas
adoptadas (en su caso) contra el afectado como sea posible;
- no te limites a esperar que todo se normalice,
porque corres el riesgo de crear quistes difíciles de disolver;
- comunica generosamente tu satisfacción por su
regreso;
- haz un seguimiento de la reinserción.
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