En un cumpleaños al que asistió
mi hijo, la madre del celebrante tuvo el detalle de obsequiar a l@s adult@s con
unas riquísimas cupcakes hechos por ella misma. No pude más que alabar su
habilidad e interés culinarios.
Y
me perdí al confesar que la repostería
no es un arte que yo cultive mucho. Inmediatamente
me cayó "el chaparrón" por parte de otra madre "¿no preparas postres caseros?. ¿No sabes hacer cupcakes?.
Pero si es facilísimo y están mucho más buenas que las de confitería. Y con la
Thermomix,.... en 10 minutos".
Yo
contesté, casi avergonzada: pues aparte de un par de bizcochos y unas simples
rosquillas, poco más...... . Mi
interlocutora me espetó: "Pues
chica, la verdad es que no me lo
esperaba de ti; con todo el tiempo
que pasas fuera, deberías ser
más........casera.". Cavé mi propia tumba: ¡¡¡ya no seré la
madre del año¡¡¡.
Este "episodio" me hizo reflexionar sobre los estereotipos y
los prejuicios en los que -muy a
menudo- caemos.
1.- Nos empeñamos en considerar que las
personas son como creemos que son. Los pre-juicios. Según el
Diccionario de la RAE, el prejuicio es
"la opinión previa
y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal".
Tanto
para bien como para mal, frecuentemente nos hacemos una imagen de una persona a
los tres segundos de verla (verla sí,
no conocerla). Decidimos adorarla u odiarla en "cero coma". Y lo peor:
nos cuesta cambiar ese primer
"juicio sumarísimo" y,
mucho más aún, reconocer el prejuicio.
Mi
profesión y mi edad me han enseñado
mucho en este sentido: la primera impresión es muy importante, pero ¿y si la otra persona está condicionada por
algo (nervios, mal día, preocupaciones,....)?. ¿Es que eso mismo no me puede
pasar a mí?.
Por
ello, antes de enamorarte o desenamorarte de un/a candidat@ creo que es
necesario tener al menos un par de
contactos directos (telefónicos, en entrevista,....). Sé que eso ralentiza
mucho la selección y no siempre tenemos tiempo para ello. Pero intentar
conocer mejor a l@s candidat@s no te garantiza el éxito, pero resta posibilidades de fracaso.
2.- Conozco
bien a la gente como él/ella. Los estereotipos. Para la RAE, los estereotipo son "Imágenes o ideas aceptadas
comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable".
Hay patrones
"comunes" de comportamiento. Vale, lo compro. Pero ¿te reconoces en
todo lo que dicen sobre las personas de tu signo zodiacal?. ¿Son tod@s tus hij@s iguales, a pesar de
tener la misma madre y el mismo padre y ser educad@s igual?.
Creo
que etiquetar
por generalización es fallar en un gran porcentaje de casos. Cada
un@ de nosotr@s tiene (y debe tener) su propia identidad, características,
carácter,.... Ya sabéis: "yo
soy yo y mis circunstancias". Y aplicar esta frase debe ser el catecismo en
todos los procesos selectivos: eres
virgo, vale; ¿pero que tienes de leo o de acuario?.
3.- ¿Qué más
puedo (y debo) conocer de ti?.
"Desvirtualizando".
Para no caer en prejuicios ni estereotipos, es fundamental QUERER
CONOCER Y SABER INTERPRETAR Y ACEPTAR
LOS RESULTADOS.
Eres
mi amig@ y tienes el perfil funcional del puesto pero ¿y el personal?. Verás,
es que resultas ideal para tomarte una cerveza con tu amig@ de toda la vida, pero eres incapaz de empatizar con tu
secretari@. Tienes el curriculum ideal para el puesto pero, ¿cómo te adaptas al estrés?; ¿cómo lideras un
equipo?.
Esas
otras "características" que no puedes ver en una foto o un CV marcan
la diferencia. Tú no eres una
foto fija ni sólo eres lo que dice tu impecable historial profesional. Por eso NECESITO saber más de ti; por eso no
puede extrañarte que use las redes sociales para conocerte.
Evidentemente
no abogo por hacer cómo en otros países, en los que se investiga la situación
económica, familiar, social,..... de l@s
posibles candidat@s. Necesito saber cómo eres como persona, porque ya no se buscan trabajador@s sino personas.
4.- ¿Porqué no
lo haces así?. Comparando.
Las comparaciones siempre son odiosas. Pero si la comparación
implica -además- un intento de condicionar o de imponer, la
cosa es peor aún.
Hace
poco, un amigo me comentaba que lo habían llamado para fichar por una empresa
de la competencia, ofreciéndole unas condiciones casi irrechazables (más
sueldo, menos viajes largos,....).
Acudió,
ilusionadísimo, a la entrevista con quien iba a ser su jefe directo. Pero
salió totalmente descorazonado: buscaban a alguien que hiciera lo mismo que la
persona a la que iba a sustituir, y que lo hiciera del mismo modo.
No
hay dos personas iguales. Lo sabes. Y,
salvo contadísimas excepciones referidas a trabajos muy mecánicos, lo que
importa es el resultado. ¿Por qué nos empeñamos en hacer clones?. ¿Por qué nos
cuesta tanto dar "libertad
creativa"?. ¿Cómo
crecerás si te dedicas a rodearte de fotocopias?.
Pues eso, querida "amiga"; siento desilusionarte: no soy como tú ni como tú esperabas. No sé hacer cupcakes. Ah ¡¡¡¡Y
no tengo thermomix¡¡¡¡.
No hay comentarios:
Publicar un comentario