El título de este
post es la contundente e indubitada frase con la que me obsequió un posible
cliente hace unas semanas. Sí,
compañeras y compañeros en esto de los Recursos Humanos: como ya
sabréis, está más que extendida la idea
de que las pymes y, sobre todo, las micropymes no pueden permitirse el lujo de tener talento
y -lo que es peor- TAMPOCO LO NECESITAN.
En
mi opinión, esta idea parte de dos
errores:
a) un concepto
pobre del Talento, en el que éste es -exclusivamente- el potencial intelectual y, como mucho, la genialidad creativa. Por tanto, estamos
dejando fuera las habilidades, las competencias, las actitudes, las distintas
inteligencias,..... que -para mí- TAMBIÉN SON TALENTO;
b) el talento es caro: implica
un gasto muy importante cuyo retorno no siempre se ve. Este error implica, en
sí mismo, otros dos: el no
saber medir la inversión, por un lado; y, por el otro, no
buscar el talento adecuado a lo que necesitamos de verdad.
Compañeros y compañeras: quizás deberíamos reflexionar si nos hace falta ejercer ciertas funciones de docencia y clarificación.
A) EL TALENTO NO DEPENDE DE LA EMPRESA.
Ni de su tamaño, ni del sector o sectores de su actividad, ni de su
cuenta de resultados. Es más, me atrevería a decir que las micropymes y las pymes son las organizaciones con mayor
necesidad de talento, entre
otras razones, porque:
* al tener menos
personal, requieren que el que tenga sea el mejor posible, rentabilizando al máximo el coste por este capítulo;
*
tienen una relación mucho más directa con el/la
cliente, más personal y cercana, por lo que las "deficiencias" en esa relación son mucho más visibles y sus
efectos pueden ser mucho más dramáticos que para las grandes organizaciones;.........
* el retorno de esa inversión se puede percibir
más claramente;
* debe ser más
fácil definir el talento concreto que se necesita en cada caso.
B) EL TALENTO DEPENDE DEL PUESTO.
Sí, y no sólo porque deban alinearse las competencias funcionales
con las tareas a desempeñar, sino (sobre
todo) porque el peso de los costes
asociados al personal y la necesidad de ver el retorno de esos costes,
deben obligarnos a ser muy
cuidados@s, tanto al contratar como en la promoción, formación,.......
De ahí la necesidad de una correcta
definición del puesto y, sobre
todo, del perfil de la persona
llamada a desempeñarlo; de ahí la necesidad de saber definir, desarrollar y ACERTAR
CON lo que buscamos; de ahí la necesidad de saber qué es el talento y sus
"clases".
C) EJEMPLOS DE "TALENTOS " EN
PYMES Y MICROPYMES.
Seguro
que tod@s conocemos a alguna persona cuya capacidad intelectual no es la de Einstein,
pero que tienen "otros talentos". Hoy
quiero presentaros a una de ellas.
Mi "camarero de cabecera", al que llaman
Séneca. Según dice, sus
estudios terminaron en segundo de guardería. Entre otros "talentos" tiene el de haber creado, para su jefe, una clientela muy fiel, que le permite tener
el bar lleno mientras en el de al lado apenas hay alguna mesa ocupada. Su Talento no es su capacidad intelectual: él tiene talento porque:
* conoce su
trabajo y lo hace perfectamente;
* al desempeño de
las "funciones
propias de su puesto", le añade
SU inteligencia social y emocional, SU sonrisa casi perpetua, SU capacidad de
empatizar,...
A MODO DE RESUMEN.
Definir el talento no es una
cuestión fácil, al menos para mí. Y debo decir que no conozco ninguna
definición que contemple todas las facetas, las caras o los tipos de talento.
Lo que sí tengo claro es que el talento:
* es un conjunto
de facetas o elementos, cuya adecuada combinación determina el éxito o el
fracaso en la contratación, los planes de carrera,...;
* ese conjunto no
es algo estandarizado, sino que debe buscarse o combinarse en atención al
objetivo concreto perseguido, pero también con cierta visión de futuro;
* y ello porque
el talento no es algo estático: evolucionan las necesidades para las que se
demanda y, con ello, los criterios con los que se mide;
* su "rentabilidad" no depende del coste por empleado, sino del
retorno que produce ese coste.
Así que lo dicho, la necesidad de talento no depende del tamaño de la empresa sino
de lo que la empresa quiera ganar
consiguiéndolo.
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