Últimamente, estoy
adoptando un nuevo complejo:
soy de lo más rarito en esto de las Redes Sociales. Así me hacen sentir algunas personas cuando
protesto porque me etiquetan en fotos sin mi consentimiento, cuando me agregan
a grupos sin pedirlo, cuando usan mi nombre en fotos publicitarias de productos
que nunca he comprado,...
Al parecer, no entiendo cómo
funcionan las redes, ni conozco las "libertades" que se pueden tomar "mis amig@s",..... por el sólo hecho de tener una etiqueta que les
dé ese estatus. Bueno, debo reconocer
que me han dicho cosas peores que rarita
o ignorante: que no valoro el trabajo
que supone crear un grupo y que te incluyan en él; que no agradezco el interés por mi persona que
ello supone,....
Mi favorita en este campo es que
destruyo el nombre y la reputación de
la persona a la que le hago el reproche. ¡¡¡Soy más mala¡¡¡.
Pues sí, lo confieso: para mí las Redes Sociales son un
espejo de mi vida no virtual. Por ello, me comporto en ellas de la misma forma
en la que lo hago en el mundo real.
Es decir, procuro regirme con los mismos valores y con los mismos límites en
ambos universos.
1.- Somos conocid@s y no
amig@s. Creo que, a veces, en el mundo virtual olvidamos la diferencia
entre ambos conceptos. ¿Con cuántos de
tus contactos te has tomado una cerveza o has hablado si quiera por teléfono?.
Incluso con
aquéllas personas con las que has creado un vínculo (virtual) especial: ¿de verdad las conoces tanto como
para saber sus intereses, preferencias,... y decidir por tí mism@ a qué grupo DEBEN pertenecer?.
Si
consideras que me conoces por lo que lees de mí, por lo que comparto o por lo
que puedo escribir, puede que te equivoques al 100%.
2.- Aplica los mismos
límites y valores: la libertad, el respeto a la voluntad
ajena, la reciprocidad, la tolerancia,.... no mueren cuando enciendes tu
ordenador.
¿Verdad que no
vas por la calle, coges del brazo a alguien, lo metes en tu casa a la fuerza y luego le
dices que puede salir cuando quiera?.
Entonces tampoco incluyas a nadie
en un grupo sin su consentimiento. Si
consideras que un grupo puede interesarme, ¡¡invítame¡¡¡.
Respeta mi voluntad y mi criterio
(que lo tengo, créeme) para decidir qué
puede interesarme y que no.
3.- Compartir no significa
puertas abiertas. Es
cierto que las redes tienen ciertos límites o filtros relativos a la
privacidad (dentro de mis escasos
conocimientos, hasta ahí llego). Pero no son absolutos.
En
todo caso, creo que nosotr@s somos responsables de cuidar las relaciones que entablamos en el mundo
virtual y de ir más allá de esos filtros.
Quiero concluir
este artículo con dos agradecimientos:
a) A quienes sin mi permiso
han decidido etiquetarme, incluirme en grupos,... lo que me han hecho aprender sobre privacidad,
configuraciones, etc... Pero
el resto de lo que deba saber, prefiero aprenderlo sin que nadie me obligue.
b) A quienes me cursáis invitaciones a grupos o de contacto, os agradezco que os intereséis por mí y,
sobre todo, agradezco enormemente el respeto que mostráis.
Foto Pixabay |
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