O,
al menos, esa impresión tengo en estos últimos días. Nos están dando tanta “información” sobre,
por ejemplo, el asunto de Juana Rivas y sobre los asesinos
de Barcelona y Cambrills (salvando,
evidentemente, todas las distancias entre las conductas de una y a otros) que me parece que de un momento a otro me van
a pedir mi veredicto.
Y me da
verdadero pánico, porque creo que nos obligan a dictar Sentencia, a decidir de qué
lado nos ponemos, con argumentos y datos parciales (incluso falsos), o intentando
vendernos la peor imagen, la más morbosa.
Que quede claro que no hablo solo de la
televisión, la radio o los periódicos;
que las redes sociales este verano, y a cuenta de estas mismas noticias,…. tela, telita.
Es cierto que actualmente tenemos la
posibilidad de acceder a la opinión de distint@s influencers y una variedad
de “líneas editoriales”. Pero la
realidad es que sabemos que no tod@s vamos
darle la vuelta a la información, porque es más cómodo aceptar -como verdad incuestionable- lo que dice nuestro opinador, periódico o programa favoritos, o
lo que nos manda nuestra amiga por wasap, acompañado de una foto cuya veracidad
es más que cuestionable y de cuyo origen
nadie parece tener ni las más remota idea.
No es nada nuevo decir que estamos sometid@s a
una posible manipulación. Pero hay temas
que deben quedar excluidos de este tipo de conductas, aunque sólo sea por la
gravedad de las posibles consecuencias. Os dejo el ejemplo de los “manteros de
las Ramblas”.
Y dado que me parece que no todo el mundo me
va a hacer caso en eso, te pido que
seamos más list@s que ell@s y nos convirtamos en personas con capacidad
crítica, de forma que podamos ser buenos jueces y juezas y dictar Sentencias en
base a hechos objetivos, contrastados, y no por opiniones.