Según
el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, polivalente
es quién vale para muchas cosas. Y adaptable
es quien es capaz de acomodarse o avenirse a diversas circunstancias,
condiciones,.....
Pues
bien, parece que eso es lo que las
empresas piden hoy a su personal y es lo que solemos leer en los CVs: polivalencia
y adaptabilidad. Dicho de otro modo: que sepan/que sepamos de todo o de casi todo y que sean/seamos
capaces de rendir en las distintas circunstancias y condiciones que se den en cada momento.
Dada
la situación laboral actual, para una empresa es facilísimo pedir casi lo
imposible; no es una opinión mía, sino un hecho confirmado, día a día, por los anuncios de vacantes. Pero el problema
no es lo que se pida: el problema es que
se obtienen muchísimas respuestas a esas peticiones más o menos descabelladas.
Así
lo corroboran varios hechos:
"rebaja" en los CVs,
titulados superiores trabajando en puestos sin cualificación, horarios imposibles,
sueldos no acordes ni a la categoría ni a las funciones reales,.....
Y
si hablamos del personal que ya formaba parte de la plantilla, la situación es
similar: se les asignan más funciones porque hay menos personal, se les imponen
nuevas condiciones laborales - a veces
leoninas-, se piden objetivos casi inalcanzables, etc., .....
Hemos cambiado los objetivos y prioridades,
pasando de buscar a "especialistas
en", a aspirar a tener a "un/a
especialista en ... que sepa de....
o que realice funciones de.....". Pero ese cambio ¿obedece a un criterio racional,
justificable?.
No
seré yo quien niegue las ventajas que la polivalencia y la adaptabilidad
generan tanto en la empresa como en el/la profesional. Al contrario: soy una
firme defensora del aprendizaje y la formación continuos y en distintos campos;
eso sí, con las limitaciones reconocidas por nuestro refranero: "aprendiz de mucho, maestro de
nada".
El
problema lo encuentro en dos puntos muy concretos:
1.- cuando la empresa se limita a exigir por exigir,
aprovechando las circunstancias existentes pero sin ninguna visión de futuro: quiero a un titulado superior en un
puesto de auxiliar de sala de bingo; quiero a un experto en Excel y que
realice funciones comerciales.... (es lo que hay; lo tomo o sigo en la calle).
Seguro
que recibirá cientos de candidaturas al puesto, que cumplan ese perfil y que
den mucho más. Pero ¿qué ocurrirá cuando acabe la crisis?; ¿podrá retener a
ese/esa profesional o lo perderá?.
2.- Cuando la empresa no articula políticas de
formación y promoción. En más de un 80% de las empresas, estás
políticas no se han diseñado nunca o lo han sido de forma defectuosa; por lo que se ha ido actuando a golpe de
necesidad a corto plazo.
Sin
embargo, nos encontramos con la necesidad de endosar nuevas tareas a personas
que nunca la habían realizado y que, en muchos casos, ni siquiera sabemos si están
preparadas para realizarlas o si tienen tiempo material para asumirlas.
Al
igual que en el caso anterior, ese/a profesional aguantará el chaparrón lo
mejor que pueda (hay que aguantar; mejor esto que el paro). Pero llegará el momento en el que esta
situación no le compense y también eche
a volar. ¿Cuánto costará buscar a otra persona con la misma experiencia, que
nos ofrezca la misma confianza, que nos conozca tan bien....?.
¿QUÉ SE PUEDE
HACER?. Evidentemente,
mientras la demanda de trabajo se mantenga en los actuales niveles, encontraremos
candidat@s que acepten trabajos inferiores a su formación, experiencia,.... No es nada criticable a quién busca, al
contrario; hay que alabarles que conviertan la necesidad en una virtud.
Pero
las empresas deben realizar (con la mayor antelación posible y con una
visión de medio y largo plazo) un buen
análisis del puesto para determinar el mejor perfil posible de la persona que debe
desempeñarlo. Sólo así conseguirá un/a profesional con posibilidades -al menos iniciales- de seguir allí en un futuro, que se sienta y
quiera sentirse parte de la organización por algo más que satisfacer rápidamente
una necesidad concreta..... Si luego encuentra a candidat@s capaces de ofrecer
algo más, mucho mejor. Pero OJO: si lo
pido, tengo que pagarlo.
De
otro lado, es cierto que la crudeza de esta crisis no se ha visto venir, sino
que nos hemos dado de bruces con ella. Pero si, además de lo anterior, hubiéramos tenido planes de formación y promoción adecuados, revisados y actualizados
con cierta periodicidad, quizás el impacto hubiera sido menor.
No
es de recibo encontrarse proyectos o asuntos paralizados por que la
persona "que los lleva" está de vacaciones o de baja y nadie más
puede hacerlo. ¿Qué clase de atención al
cliente, qué calidad es esa?.
Les
decimos a quienes buscan trabajo que indaguen en las vacantes para ver en qué
falla su formación, les pedimos que adquieran conocimientos sobre las
profesiones más demandadas; les decimos a los miembros de nuestra plantilla que
deberían adquirir o aumentar sus conocimientos en esta u otra materia, .... Eso
está muy bien. Pero también tenemos que
dejar recados a las empresas:
- Planifica las posibles sustituciones;
- Haz
un adecuado análisis y valoración de los puestos de tu empresa;
-
Diseña, ejecuta y revisa los planes de formación y promoción de tu personal;
-
Busca al mejor profesional para ese puesto, por encima de modas, deseos y
pretensiones poco realistas;
-
Si quieres profesionales polivalentes y adaptables, ofréceles las herramientas
necesarias;
-
No castigues al "bueno" cargándole con las tareas que otr@s no pueden
o no quieren hacer, o asignándole nuevas responsabilidades que lo quemen.
Y desde la óptica del/ de la profesional: ¿soy
o puedo ser polivalente y adaptable?.