Al parecer, van a estrenar un
reality show sobre la vida de la señorita Tamara Falcó. ¿Qué quién es esta
chica? Pues me extraña muchísimo que no la
conozcáis, dados sus muchísimos méritos, de los que apunto sólo una parte: hija
de la exmujer del cantante Julio Iglesias y de un marqués. Hermanastra de
Enrique y Julio José Iglesias. Aspirante a conductora del siglo.
Conversa
a la fe y la espiritualidad, de lo que hace gran campaña. Pija de manual (para quienes
ignoréis que significa este término, os apunto la definición que da el
diccionario de la RAE: "Dicho de una persona: Que en su
vestuario, modales, lenguaje, etc., manifiesta gustos propios de una clase
social acomodada").
Y
no, no tiene una ocupación laboral conocida. Ay perdón, sí que la tiene: posar
para revistas, una ingente cantidad de photocalls, ....
Pues
bien, a esta señorita se la convierte en protagonista de un programa de televisión
-al que se le está dando una publicidad que ya quisiera yo para mi empresita-
en el que se nos va a contar su durísimo día a día.
Y
hete aquí, que mi hija (15 años) y sus amigas llevan una semana dándole vueltas
al tema de si podrán o no ver el programita de marras. Hoy me ha vuelto a
insistir en que quieren verlo todas; ya sabéis: "pues Fulanita y Menganita sí van a
verlo y luego lo comentaremos en el recreo. Así que al final yo me enteraré de
lo que pase, aunque no me dejéis que lo vea".
No
sé -evidentemente- cuál será el contenido concreto del programa y
para qué edades estará recomendado. Desde luego me temo lo peor: un desfile de
lujerío, pijerío, frivolerío,.....
¿Y porque me importa?. Esto es lo
fundamental: porque tengo que educar a dos hijos en "la realidad de la vida". Tengo que decirle que la verdad verdadera es
levantarse todos los días y trabajar duro para vivir sin apreturas, pero sin lujos.
Tengo
que enseñarle que esa chica que se va a convertir en un ídolo social no es más
que una caja vacía de realidad. Que no merece la pena aspirar a tener esa vida,
por muy buena que sea, porque -entre
otras cosas- es tan artificial como su
protagonista. Tengo que convencerles de que hay valores que no se pueden
computar en una cuenta corriente,......
Nadie
va a obligar a nadie a ver este u otro programa de televisión; seguro que me
dirán que se trata de un programa destinado al relax y a la distracción. Y es cierto que mi libertad para no verlo
es la misma que la de quién ha decidido emitirlo.
Pero:
¿a nadie le preocupa lo que estamos promocionando?.
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