Aceptando que hay envidisos@s por
cuna, creo que puedo afirmar que LA ENVIDIA es algo
con lo que últimamente estamos lidiando mucho en la gestión de personal,
dada la situación actual del mercado de trabajo: presión por los resultados;
cambios salariales, geográficos o de estatus;
medidas de reestructuración, ......... En definitiva estamos sometiendo
a nuestro personal a situaciones extremas, estresantes cuanto menos, que pueden
llegar a sacar lo peor de cada un@.
EL LADO NEGATIVO DE LA ENVIDIA.
Simplificando mucho, podemos decir
sobre la envidia que:
i.
quien la padece es incapaz de realizar
análisis mínimamente objetivos y racionales (¿os suena eso de "yo
lo hubiera hecho mejor, pero claro, como es quien es...."). En el ámbito laboral, el envidioso o la envidiosa
presentará grandes dificultades para
crear/integrarse/trabajar en un equipo; no será capaz de alinearse con el
objetivo general de la empresa, salvo que éstos sirvan a los suyos; .......
ii. igualmente es incapaz de empatizar con la/s persona/s
envidiada/s, incluso en las peores desgracias de ésta/s (aquello de "ya
era hora de que le fuera algo mal").
Por ello, en la empresa, además de lo ya dicho en el punto anterior, carecerán de capacidades de cooperación y
colaboración; no estarán dispuest@s a compartir nada;.....
iii.
si se acepta que la envidia nace de un complejo de inferioridad, el
envidioso/la envidiosa puede agudizar este complejo y crearse un lastre insuperable;
iv.
o puede pasar que -para intentar demostrar/se
que la persona envidiada no vale tanto-, transforme esa inferioridad en
un complejo de superioridad, lastrándose él/ella misma y convirtiendo al
envidiado o envidiada en el objetivo
directo e inmediato de todos
sus ataques. ¿Os imagináis el resultado
en el equipo?.
¿QUÉ HACER PARA COMBATIR ESTA SITUACIÓN?.
Lo primero es
detectar esta situación, para acotarla y
tratarla. Y lo segundo es comprender las causas de las que deriva: como
he dicho, no es lo mismo la "envidia por cuna" (entendida como la innata a la persona que la
sufre y que requiere un tratamiento fundamentalmente clínico) que la "envidia
impulsada"; es decir, la que se crea por el ambiente o la
situación.
Para este último caso sí podemos y
debemos actuar desde dentro de la empresa, y tanto con el/la envidios@ como con el/la envidiad@. Os propongo:
* Prestar especial
atención al evidios@, de forma que seamos capaces de detectar y
hacerle ver sus propias capacidades y
virtudes.
* Reconocerle sus
momentos; esto es, cuando ejerce esas capacidades y virtudes; cuando cumple
con sus objetivos,....
* Ayudarle a
desconectar; hacerle ver que debe buscar otros objetivos y prioridades
(dentro y fuera del trabajo), que hay vida más allá de le empresa. Esto le
generará más confianza y positividad laboral.
* Evitar hacer
comparaciones: para agradecer o reconocer a una persona no hay que pisar a
otra.
* Fijar con claridad
los criterios de reconocimiento.
Esto es mucho más fácil de entender cuando hablamos de complementos
salariales por beneficios, productividad,..... Pero cualquiera que sea la forma
de reconocimiento que se pacte (descansos, vacaciones, premios en
especie,.....), en la medida de lo posible, los criterios para merecerla deben estar fijados antes de su aplicación y,
sobre todo, deben aplicarse de forma coherente, continuada y sin excepciones.
Y, como ya he dicho, no nos
olvidemos de la PERSONA ENVIDIADA: si no atajamos la situación a
tiempo, puede ser víctima del SÍNDROME DE LA AMAPOLA ALTA. Es
decir, por miedo a destacar para no ser
criticad@, zancadillead@,.... puede empezar a querer pasar desapercibid@, a esconderse entre l@s demás,.......; corremos el riesgo de convertirlo en un
mediocre o de echarlo de nuestra organización.
EL LADO POSITIVO DE LA ENVIDIA.
Sí; si somos capaces de enfocar bien
las cosas, nuestro sentimiento de envidia puede convertirse en algo
positivo. Ya hice referencia a estas oportunidades de crecimiento en el
post "HAMBRE DE GOL", dedicado a los efectos positivos y negativos de las individualidades
dentro de los equipos.
Por tanto, impulsaremos ese
crecimiento en la medida en la que sepamos/ayudemos a transformar el pesar por el éxito ajeno en admiración ante el mismo y en estímulo que
nos motive a mejorar, a ponernos a su altura.
Foto obtenida en Google Imágenes. Fuente El País
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