La actualidad general
nos está dejando muchos motivos de
inspiración a quienes escribimos. Y,
como me reprocha mi hija constantemente,
todo me lo acabo llevando o relacionando con mi trabajo.
Y hoy no es una excepción, al leer u oír las interpretaciones que se
están haciendo sobre las últimas declaraciones del Ex-Presidente Aznar. En concreto, me ha llevado a preguntarme
si está actuando legítimamente o si, por
el contrario, está metiéndose donde ya no le corresponde estar.
Foto Pixabay |
En mi opinión, QUIEN SE VA,......
SE VA. Es decir, debe asumir la pérdida de status, de poder o capacidad de
influencia Y APARTARSE. Todo ello, sin perjuicio de la posibilidad
de prestar su apoyo, ayuda u opinión, exclusivamente cuando se le pida.
Hace unos meses escribí un post
sobre "La Sucesión en las Empresas Familiares"
en el que ya hacía referencia a este
mismo asunto.
Las ideas ahí expuestas creo que son
aplicables a las
"salidas" que se
produzcan en cualquier tipo de organización. Estas ideas se centran
en la necesidad
de preparar adecuadamente a quien se va
a ir. Para ello:
a)
se aconseja iniciar el proceso de salida con la mayor antelación posible y conviviendo
temporalmente con quien le va a suceder. Ello le permitirá "ir haciéndose a la idea", preparar a quien le va a suceder asegurándose que todo va a ir bien;
c) no
permitir excepciones a las reglas establecidas. Si nos hemos molestado en preparar la sucesión, en establecer las reglas que la
van a regir, no lo estropeemos
admitiendo excepciones que puedan deshacer o entorpecer todo.
Lo contrario puede ser interpretado por l@s sucersor@s como
una injerencia ni justificada ni deseada, generando una oposición o
resistencia a todo cuanto provenga de la persona sucedida, aunque
objetivamente pudiera ser beneficioso
para la organización.
Como señalaba en el post antes citado, no pueden convivir pacíficamente
dos "jefes": el que dicen "los papeles" y el
que está "en la sombra".
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